Sperm - Help Select

martes, 1 de abril de 2014

CAPÍTULO 6. " Falta de aire "

- Joder Isis, creía que no te traerías tu casa entera a aquí - dije.
- Uy Min que vaga te estás volviendo... - me respondió.
- ¿Cómo has dicho? - pregunté arqueando una ceja mientras la empujaba tirándola encima de los cojines - bueno venga, ¿no querías ir a Camden? Pues ya va siendo hora.

Habíamos tardado 2 horas en instalar todas sus cosas, así que imaginad todo lo que sería. Serían las 15:30 o algo así cuando después de haber comido tan tarde como solíamos hacer en España, cogimos el metro para dirigirnos a Camden. 
Nuestra parada de metro más cercana era Notting Hill Gate, que era roja, amarilla y verde. Así que después de estudiar el mapa del metro unas 30 veces, cogimos la amarilla hasta Edgware Road, allí cambiamos de tren para ir hasta King's Cross St. Pancras, y ahí cambiamos a la negra hasta Camden Town. 

- Bueno, pues ya estamos aquí - dije mientras salíamos al exterior.
- Oh, no ha cambiado nada - dijo Isis.
- ¿Qué esperabas? ¿Qué Camden se chonizase o algo así? - dije riéndome.
- Jajaja bueno, algo así, no tienes ni idea de como va España con eso, cada vez son más, parecen una plaga - dijo entre risas.
- Mira, otro "pro" más en haberme ido, prefiero no saberlo - la respondí - bueno, es tu primer día después de años, tú eliges cual es la primera tienda a la que ir. Almenos que... Quieras entrar en todas.
- Me conoces demasiado Min - dijo con su enorme sonrisa cogiéndome del brazo.
Os juro que aquellas 4 horas se hicieron eternas, me dolían los pies como nunca antes y yo ya comenzaba por desesperarme. Había entrado en TODAS, ABSOLUTAMENTE TODAS las tiendas, había visto TODAS las prendas, TODAS las botas y TODOS los accesorios que vendían en todo el mercado. Pero era mi mejor amiga, y la veía feliz, así que con eso me bastaba.

- Oye Isis - la dije mientras miraba una camiseta de estas que tienen ecualizadores en la parte del pecho - ¿mandaste un sms diciendo que habías llegado bien a tu familia? No te he visto usar el móvil ni un momento desde que has llegado.
- ¡COPÓN! - dijo Isis (que era su palabra más famosa) - deben de estar preocupados.
- Nos ha jodido - dije.
- Y además no tengo batería - respondió.
- Y por supuesto tendremos que ir a hacerte un contrato telefónico nuevo dado que vas a estar aquí permanentemente, ¿no? - pregunté mientras me miraba con ojitos de niña pequeña - oh no, no voy a dejarte el mío porque estoy arruinada, vamos a una cabina y yo te pago la llamada desde ahí, de verdad.
- Gracias Min... No me di cuenta - respondió.
- Ha sido un día largo y de muchos cambios y adaptaciones, no te preocupes - respondí.
Caminamos apenas 5 metros hasta la cabina telefónica más cercana.
- ¿Nos hacemos una foto guay con tu móvil y la cabina? - preguntó - POR FA, así tendremos recuerdos de mi primer día aquí.
- ¿No te valen como recuerdos las miles de cosas que te has comprado? - pregunté mientras miraba atentamente a sus bolsas.
- Por favor, por favor, por favor... - decía.
- Sí, vale, voy a pedir que nos la hagan - dije - perdone, señor, ¿le importaría hacernos una foto?
- Claro, sin problema - respondió el señor.
- ¡Muchas gracias! - dijo Isis con su sonrisa - ¡qué tenga un buen día!
- Igualmente señoritas - respondió el señor.
- ¡Déjame verla! - decía Isis mientras me arrancaba el teléfono de la mano - oh, que bonita.
- A ver si eso es cierto - dije mientras miraba la foto.
- Min, ¿qué miras? - me preguntó mientras cogía mi teléfono de vuelta.
Amplié la foto y ahí estaba.
- ¿Qué cojones? - me pregunté en muy pero que MUY voz alta entrando en la cabina.
Y... ¡Zas! Sí, ¡ZAS! Pero un zas de los grandes.
Me quedé mirando el teléfono de dentro de la cabina como unos segundos tapándole la vista a Isis.
- ¿Qué pasa Min? ¿Qué miras? - preguntó mientras me daba un empujón - DIME QUE ESO NO ES UNA MANO HUMANA.
- ¡Isis! - dije - no alteres a la gente que pueda pasar por ahí, cállate un momento.
- Perdón perdón - dijo.
- Voy a llamar a todos mis compañeros, parece una mano humana - dije mientras cogía el teléfono - ¡ISIS JODER NI SE TE OCURRA TOCARLO QUE PUEDE HABER PRUEBAS! 
- Ya, ya lo se - dijo.
- Entonces para, YA - grité.
                 ~~~~~~~~~~~
- Dobson, Clart, Claire, ¿me oís? - preguntaba.
- Sí, está el altavoz puesto - respondió Clart que es al que había llamado.
- Bien, pues resulta que estaba de compras por Camden celebrando la llegada de mi amiga Isis cuando en una cabina de teléfono me he encontrado una mano, humana, cortada de cuajo y sujetando el teléfono - dije.
- Eso suena tétrico - dijo Dobson.
- ¡Pero ya vamos para allá! - dijo Claire.
- Hasta ahora - respondí.
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- Isis más te vale no haber tocado otra vez la mano - dije en tono amenazante pero de broma.
- No, te juro que no - dijo.
- Vale, tranquila. Bueno, pues vas a presenciar la actuación de mi departamento de policía en estos casos - dije - aparte de conocer a todos.
- ¡Qué bien! - dijo.
- Ahora será mejor que salgamos de lo que podría ser el escenario del crimen antes de que Claire comience a gritarme - dije.
- ¿Quién es Claire? - preguntó Isis.
- Nuestra forense, ahora la verás - dije.

- Clart cariño - dije - Claire te necesita y tú no haces más que intentar ligar con Isis, ¿puedes por favor centrarte en el trabajo?
- Uy, ¿tienes celos Min? - dijo poniendo morritos.
- Tira Clart, tira - dije riéndome - ¿Isis? ¿Y esos colores? 
- Es que menudo hombre es Clart - respondió.
- ¿Cómo? Jajajaja no me lo puedo creer - respondí.
- Aunque Dobson también es un encanto - dijo.
- Con Dobson ni una, que tiene novia, Mary se llama, y creo que va a pedirla matrimonio - respondí.
- Bueno... Eso a veces da igual - respondió.
- Isis, no, haz lo que quieras pero no con la gente de mi comisaría que luego se crea muy mal ambiente, ¿vale? - dije.
- Sí, sí - respondió.
- Bueno, y ahora deberías ir a casa, esto es un caso que hay que investigar y no estás autorizada... Lo siento - dije.
- Bueno vale, no importa - respondió.
- Ah, toma, tus llaves, se me olvidó dártelas antes - dije - carga el móvil en casa, llama a tu familia y ya te llamaré yo luego.
- ¡Adiós! - dijo.

- Menuda amiguita tienes, ¿eh Min? - dijo Clart.
- Clart, ¿tú que parte de ponte a trabajar no has entendido? - respondí.
- Uy Min, te veo un poco tensa - dijo Dobson metiéndose en medio de la conversación.
- Digamos que no llevo muy bien eso de encontrarme manos en cabinas de teléfono el día que tengo libre, y menos el primer día que llega mi mejor amiga - respondí.
- De acuerdo - dijo Claire interrumpiendo - ahora si no os importa vamos a hablar sobre esa mano. No hacen falta muchos estudios para saber que la mano fue cortada con algún tipo de utensilio muy afilado.
- Tendremos que hacer pruebas en el laboratorio con diferentes utensilios pues - dije.
- Sí - respondió Claire - y además hay miles de huellas, probablemente de todos los que han usado la cabina, pero tal vez sirva alguna de algo.
- Vale, gracias Claire - dije - marcha a comisaría.

- ¿Isis de dónde es? - preguntó Clart.
- Del mismo sitio de donde soy yo, haz memoria Clart, el alzheimer aún no puede haber llamado a tu puerta - respondí en tono irónico mientras Clart se retiraba meditando que responderme, pero en ese momento apareció Claire.
- ¡Min! - dijo.
- ¡Dime! - respondí.
- De la mano no puedo decirte nada más que lo que has visto... Piel morena y bueno, el único dato es que tiene que tener entre 30 y 40 años - dijo.
- No creo que eso vaya a ser de mucha ayuda - respondí - ¿y los técnicos? ¿Han encontrado huellas en la cabina?
- Eso por supuesto, pero unas 150 huellas claras, lo hemos cotejado con la base de datos y coinciden unas 30 con nuestra base de datos - respondió.
- Normal, tenemos a tres cuartos de la población londinense registrada en nuestra base de datos, no me extrañaría que 30 personas hubiesen pasado por esa cabina alguna vez en sus vidas - respondí - de todas maneras, ¿hay alguna posibilidad de distinguir entre huellas antiguas y recientes? Por ejemplo, ¿en un rango de una semana?
- Eso debería ser posible, llamaré a los técnicos a comprobarlo - respondió mientras se iba a por el teléfono.

Serían las 21:30 o así cuando llamé a Isis a preguntarla cómo estaba.
- Isis - dije - ¿todo bien?
- Claro, simplemente un poco perpléjica aún por lo ocurrido en el primer día - respondió.
- Es normal, no debe de haberle sentado bien al cuerpo - respondí.
- Tampoco te creas... 
- ¿Llamaste a tu familia? - pregunté.
- Sí, en cuanto llegué a casa - respondió.
- Si quieres cuando acabe este caso, que espero que sea mañana, podemos ir  a una oficina de operadoras para contratarte una tarifa de móvil fija de aquí, dado que te vas a quedar indefinidamente - dije.
- Sí, eso sería una gran idea. ¿Qué tal el caso? - preguntó.
- Pues exactamente igual que hace horas, no se pueden sacar muchos datos de una mano, como sabrás - respondí - Isis tengo que dejarte, no creo que duerma hoy en casa. Luego te mano un mensaje. Cuidate y descansa.
- ¡Igualmente! - dijo Isis antes de que colgase el teléfono.

- Los técnicos dicen que si es posible determinar en un rango más o menos específico la antigüedad de las huellas de la cabina - dijo Clart.
- ¿Y por qué no lo están haciendo? - pregunté.
- Necesitan una orden judicial para utilizar no se qué aparato, y por lo visto eso sólo puede conseguirlo el/la jefe/jefa del departamento, así que te toca a ti - me dijo.
- ¡A por la maldita orden judicial! - dije cabreada y molesta.

Sobre las 22:15, o sea unos 45 minutos después, aparecí con la orden judicial en mano, por lo que los técnicos se pusieron manos a la obra en cuanto me vieron entrar con el papelito en la mano. 

Daba la madrugada y seguían analizando huellas. Huellas y huellas y huellas, y más huellas. Había, en conclusión, MUCHAS HUELLAS. Obviamente a mí se me empezaron a cerrar los ojos y la cabeza comenzaba su retorno al botón OFF para descansar. 
- ¿Quieres un café Tryson? - preguntó Dobson.
- Depende... ¿Debo permanecer despierta o puedo echar una cabezadita? - pregunté con ojitos tristes.
- Duérmete un rato, si aparece algo yo te aviso - me dijo.
- Gracias, te debo una - respondí con una sonrisa ya medio adormilada.

- Min - dijo Dobson - ya tienen las huellas de la última semana.
- 5 de la mañana y las tenemos, todo un logro - dije mientras me estiraba y me incorporaba del sofá - un día me quedaré sin espalda de las "cabezaditas" estas.
- Normal, ese sofá no está hecho para dormir entre horas de trabajo - dijo esbozando una sonrisa.
Me retiré hasta la planta -1 de la comisaría, donde estaban los técnicos con ese aparato tan enorme analizando huellas sin parar. Que si os digo la verdad, a día de hoy aún no se ni que hacía el aparato, aparte de determinar en un rango la antigüedad de las huellas, ni como se llamaba.
- Buenas noches, o días, según como lo miréis - les dije a los técnicos mientras me esperaban con una sonrisa un poco forzada - ¿qué tenéis para mí?
- Encima del escritorio de allí hemos dejado las que apróximadamente han sido de la última semana. En el informe pone cada huella con su asociada identidad, así como la dirección donde vive actualmente, situación sentimental, antecedentes... Etc. - dijo un técnico.
- Muchas gracias, me llevaré el papeleo para arriba, hasta luego - dije mientras volvía a coger el ascensor.

- Dobson, tenemos papeleo, llama a Clart - dije.
Clart, Dobson y yo estuvimos separando las 17 huellas diferentes de la última semana y nos repartimos las casas a las que acudiríamos para entrevistar a estas personas. 
Tiempo después, sobre las 8 de la mañana, íbamos a salir cada uno en su coche a las direcciones que poseíamos cuando me olvidé del móvil en la mesa del despacho y volví a por él a toda prisa.
Es desde ese momento cuando prácticamente no me acuerdo de nada.

Corrí simplemente por las escaleras, que serían, no se, unos tristes 700 peldaños, cuando comencé a notar que mi pecho se obstruía. "Oh no", pensé cuando empezó a fallarme la respiración.
Digamos que el asma había sido, desde niña, uno de mis peores factores, probablemente me hacía débil respecto a cosas tan inútiles como subir 700 peldaños de escaleras, así que no lo soportaba. 
Fue entonces, cuando, según lo que me han contado, debí desplomarme en una esquina de las escaleras para retomar el aire. Pero a falta del inhalador y de alguien que me ayudase, mi respiración falló y prácticamente la inconsciencia dominó la situación.
Lo único que recuerdo es abrir los ojos y ver el hospital, con Isis al lado observándome y una enfermera con una sonrisa falsa de cojones.
- Buenos días, ¿cómo se encuentra inspectora Tryson? - me preguntó la enfermera.
- Confundida - respondí.
- Está en el hospital - dijo la enfermera antes de que Isis la interrumpiese.
- Min, al volver a por el móvil a tu despacho te dio un ataque de asma y te desplomaste en las escaleras, Dobson y Clart extrañados por lo que tardabas fueron en tu busca y te encontraron, Clart te trajo aquí - me dijo Isis.
- Ah, ya... - respondí algo confundida aún - ¿y el caso?
- Clart y Dobson se lo volvieron a distribuir entre ellos - respondió.
- Ah, bien, bien - dije.

Me pasé el día entero en un eterno reposo que me sentó bastante bien. La verdad, había preferido llegar a casa con el caso acabado y haberme tumbado en la cama a dormir en vez de estar completamente medio drogada por los efectos de la medicina en una cama de hospital, pero no se podía evitar la situación.
Estuve dos días medio drogada por las inyecciones y las medicinas, supongo que el ataque de asma había sido más grave de lo que parecía, incluso me dijeron que podía pedir baja por enfermedad de más de una semana, a lo que por supuesto, me negué, porque confiaba en que mi organismo se recuperara a su debido ritmo.
El 19 de marzo me mandaron a casa con el bolso cargado de pastillas infernales y con cientos de inhaladores (ya que casi siempre se me olvida llevar uno en el bolso). Isis no se separó de mí desde que abrí los ojos en el hospital y estaba confundida. Lo que agradecí bastante, ya que cada vez valoraba más su amistad.
Llegamos a casa sobre las 15:20 o así cuando sonó mi teléfono, que estaba en la otra punta del salón. Fui a incorporarme y a darme una "mini carrerita" hasta la mesilla donde lo había dejado, pero Isis se dio más prisa que yo.
- Ni se te ocurra incorporarte y mucho menos hacer ningún esfuerzo - dijo - el médico ha dicho que reposo, mínimo hasta el miércoles.
- Vale, pero coge el puto móvil y dámelo - dije.

- ¿Dígame? - pregunté.
- Tryson espero que te encuentres mejor... - dijo Clart.
- Sí, gracias - respondí.
- Pero tenemos un problema... - djjo.
- ¿Qué ocurre? - pregunté.
- Es Claire, no se sabe nada de ella desde la noche que estaban los técnicos analizando las huellas - me respondió.
- Seguro que ha salido a relajarse por ahí - dije - avisadme si hay novedades.

Colgué el teléfono y observé como Isis se embobaba con cualquier absurdo programa de television cuando sonó el teléfono otra vez.
- Claire ha sido asesinada, la han encontrado en su coche - dijo Clart al otro lado de la línea.
El móvil se me cayó de la mano y permanecí inmóvil durante minutos, o incluso horas, hasta que recaí en una falta grave de respiración y una ambulancia me devolvió al hospital del que había salido esa mañana.

jueves, 13 de marzo de 2014

CAPÍTULO 5. "Reencontrarse de varias maneras"

Los días pasaban y no había trabajo que hacer. En realidad era lo que necesitaba, unos días de relax para poder asimilar que en un abrir y cerrar de ojos pasaría de mi tranquilidad viviendo sola a la locura diaria de Isis.
Menuda semana tan eterna fue aquella, además todos los días me levanté con mal pie. La mañana después al mensaje de Isis diciéndome cuando llegaba, me corté el dedo con el cuchillo del pan intentando cortar una manzana para desayunar. Y sí, ya se que no se deben utilizar los cuchillos de pan que parecen prácticamente sierras, como cuchillos normales para cortar fruta. ¡Pero no tenía nada más a mano! Además perdí una de las cajas con los artilugios de cocina en la mudanza, así que tres cuartos de mi vajilla estaban perdidos.
Y llegó martes. 

" Martes 15 de Marzo de 2011 "
Se leía en el periódico nada más abrirlo.
Eché una ojeada al periódico, que hablaba en una sección sobre la crisis que iba a arrasar España, lo que me hizo sonreír al saber que había tomado la decisión correcta de salir de allí en cuanto pude.
Me tumbé en mi cama a contemplar aquella mañana llena de lluvia y frío (lo de costumbre). No había nada de especial en esa mañana nublada de cielo gris casi negro y paraguas por todos lados. Simplemente me sentía inspirada por el tiempo que hacía. Y me sentía tan inspirada que iba a comenzar a inventarme alguna que otra deducción filosófica que pudiese encajar en la situación cuando...
 - ¿Dígame? - pregunté.
- Hola Tryson - dijo Clart - ¿adivinas qué?
- Hay trabajo, ¿no? - dije a punto de ponerme a patalear.
- Lo hay, pero es de estos casos que pintan interesantes desde el principio - dijo.
- Cuéntame más - dije irónicamente.

Pero Clart no comprendió mi sarcasmo y continuó contándome todo. El caso parecía intrigante y muy pero que muy interesante. No había cuerpo. ¿Cómo qué no había cuerpo? os preguntaréis.
Sí, eso mismo, no había cuerpo, había un brazo y una pierna en el buzón de una pareja de universitarios.
SÍ, UN BRAZO Y UNA PIERNA. Sonaba muy sádico y en ese momento me sentía protagonista de un episodio de Mentes Criminales.

- Claire - dije - ¿se supone que vas a poder decir algo que me vaya a servir sacándolo sólo de un brazo y una pierna?
- Se supone, tú misma lo has dicho - respondió - vamos a ver, tampoco creo que una persona a la que le falte un brazo y una pierna vaya divagando por ahí sin ningún problema.
- Lo primero será hablar con los propietarios del buzón - dije mientras me daba la vuelta - Buenos días, aunque deberíamos excluir el "buenos" - dije - soy la inspectora Tryson, ¿podrían comentarme cómo han encontrado el... el cuerpo... digo, ¿lo que han encontrado en el buzón? - pregunté.
- Sí - respondió la chica - este es nuestro buzón habitual, es personal, se supone que sólo tienen que llegar cartas a nuestro nombre - dijo - mi novio bajó esta mañana a mirar si había algo de correo y se encontró con eso - decía con cara de horror.
- Gracias - dije - ¿y dónde está su novio ahora mismo? - pregunté.
- Junto a aquella ambulancia, se mareó mucho al encontrarse eso en el buzón y casi se desmaya - dijo señalando la ambulancia que había en frente del portal.
- Muchas gracias por su tiempo - dije - voy a ir a hablar con él.
- Hola... - le dije al chico - ¿cómo se llama?
- Me llamo James, James Wales.
(Sí, sonaba a lo JAMES BOND, pero creedme, no era tan guapo)
- James - dije - ¿se encuentra mejor?
- Sí, supongo... - respondió.
- ¿Podría comentarme como se encontró aquello en el buzón? - pregunté.
- Simplemente bajé a ver al correo y me lo encontré - respondió.
- ¿Nada más? - pregunté.
- Nada más.
- Gracias por su tiempo pues, James, espero que se recupere de su mareo - dije retirándome.

- ¡CLAAAAAAAAART! - dije gritando a los 4 vientos.
- ¿Sí? - me respondió desde detrás de la ambulancia y los coches de policía.
- Que se lleven todo al laboratorio con Claire, la prensa no tardará en llegar y prefiero que no haya nada por aquí - le dije.
- Como quieras Tryson - dijo mientras se daba la vuelta para avisar a los técnicos.

Clart y yo nos quedamos en el barrio donde se habían encontrado la pierna y el brazo en el buzón, para interrogar a los vecinos y gente que pudiese saber algo.
Obviamente nadie sabía nada de alguien que no tuviese ni una pierna ni un brazo... Os resultará obvio, pero había visto tantos casos que no perdía nada por preguntar.
- Muchas gracias por su tiempo - dijo Clart a la última familia que nos quedaba por preguntar en toda la calle.
- Y una vez más, ni un testigo - dije.
- Nuestro trabajo es así, ya lo sabes - respondió.
- Lo se, pero alguna vez podríamos tener un caso en el que hubiese alguna maldita prueba - respondí.
- Algún día - me dijo sonriendo.
- A todo esto, ¿y Dobson dónde se ha metido? - pregunté.
- Se ha tomado la semana libre - respondió.
- ¿Dobson se ha tomado la semana libre? Algo importante debería de tener pues - dije.
- Para mí que tiene que ver con su novia.
- ¿Novia? - pregunté.
- Sí, Mery, ¿no la conoces? - preguntó.
- No.
- Yo tampoco, a ver si algún día nos la presenta - respondió.

En comisaría Claire pudo decirnos que el brazo y la pierna pertenecían a personas distintas.
- Así que a falta de una persona sin una extremidad, ¿son dos personas? - pregunté.
- Exacto - respondió Claire - técnicamente el brazo pertenece a un hombre americano, y la pierna a una mujer asiática.
- Bueno, pues gracias, Claire, ¿algo más? - pregunté.
- Sí - dijo antes de coger aire - estas extremidades están cortadas con algo afilado, podría ser un cuchillo de carnicero o algo así.
- ¿Crees que las personas pueden seguir vivas? - pregunté.
- Depende del trato que hayan recibido después... Pero estas extremidades fueron cortadas mientras la persona estaba viva - respondió.
- Estamos ante un loco, genial - dije alarmada e irónicamente.

Estábamos revisando en la pantalla de ordenador grande el mapa donde ponía las casas en las que habíamos preguntado sobre el tema para intentar ampliar un poco más la zona de búsqueda cuando de repente sonó el teléfono de oficina. 
- Agente Clart - dijo al teléfono - comprendo, sí, podría estar relacionado, gracias - dijo colgando el teléfono.
- ¿Y bien? - pregunté.
- Dado que Dobson no está hablé con uno de los técnicos para que llamase a los hospitales y revisaran si había algún paciente que cumpliese los requisitos suficientes para concordar con las extremidades que están en el laboratorio - respondió - y las tienen.
- En marcha pues - dije.

Una vez en el hospital de la zona sur conocimos a Izi Kuitsja, era una chica de unos 20 años.
- Hola Izi, somos de la policía - dijo Clart - ¿qué te ha pasado? 
- No lo se - respondió - simplemente recuerdo salir del supermercado, ir a meter las cosas en el coche y... Nada más. Todo está en blanco.
- Comprendo - dije - no te preocupes.
Clart y yo salimos de la sala para hablar con el médico que la había atendido.
- Buenos días... o tardes, Doctor Printerson, somos los agentes Clart y Tryson - dije.
- Hola - respondió estrechándonos la mano. 
- ¿Podría explicarme el caso de Izi? - pregunté.
- Llegó ayer a urgencias de madrugada, casi inconsciente, y muy desorientada - respondió.
- Me cuadra en el caso - dije mirando a Clart - ¿salió positivo en sustancias tóxicas su análisis? - pregunté.
- Se lo iba a comentar ahora mismo, sí dio positivo, y además en grandes cantidades - dijo mientras me ofrecía la hoja con los análisis impresos en ella.
- La drogaron para que no se enterase de nada - dije mientras miraba a Clart - sin duda.
- Muchas gracias Doctor Printerson, comuníquese con nosotros si Izi recuerda algo - dijo Clart.
- Por supuesto, un placer - respondió el doctor.

Era miércoles por la noche y seguíamos sin casi ninguna prueba, simplemente sabíamos que había un brazo y una pierna en el depósito. Que la pierna era de una mujer asiática, Izi Kuitsja. Pero del brazo, nada. 

- ¿ALGUIEN PODRÍA DECIRME ALGO CON LO QUE SEGUIR ESTE PUTO CASO? - dije enfadada y gritando.
- Tryson, relájate - me dijo Clart.
- ¿CÓMO QUIERES QUÉ ME RELAJE? ¡LLEVAMOS DOS DÍAS CON EL MISMO CASO Y NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA! - le repliqué.
- Bueno, no será la primera vez que nos pasa - respondió.
- No - dije - pero en menos de 11 horas mi mejor amiga y mi futura compañera de piso aterriza con toda su casa metida en unas 5 maletas y me gustaría resolver esto para recogerla.
- ¿Una amiga? - preguntó Clart arqueando una ceja.
- Sí, MI amiga, no tu futura amiga con derecho a roce, no confundas términos - dije.
- Vale, vale - dijo Clart como si se limpiase las manos con el asunto - respecto a lo de ir a recogerla, ¿por qué no te tomas el día libre? 
- Porque mi trabajo es este, resolver crímenes, y llevamos una mala racha, me siento con la necesidad de encontrar al psicópata que hizo esto - dije.
- Espera - dijo Clart - las extremidades llegaron por correo, ¿no?
- Exacto - afirmé.
- Y llegaron en un paquete, ¿verdad? - preguntó.
- Em, si, ¿por qué? - dije.
- Eso significa dos cosas, una, que el asesino/psicópata o como quieras llamarlo, había elegido ya la dirección a la que enviaría el paquete, tal vez los propietarios del buzón conozcan a las víctimas o algo. Y dos, si envió un paquete, ese paquete tuvo que tener un número de seguimiento, si contactamos con la compañía con la que envió el paquete podremos saber de donde procede - dijo.
- Que listo eres a veces - le dije mientras veía como él ocultaba sus mejillas sonrojadas tras sus manos - dile a Dobson que se ponga con lo de la compañía y el número de seguimiento. Mientras tanto, si te parece bien, nosotros vamos a hablar otra vez con la pareja que recibió el paquete.
- Por supuesto - me respondió.

(Llamé a la puerta)
- ¿James? Somos de la policía, soy la agente Tryson y el agente Clart, ¿nos recuerda? - en ese momento se abrió la puerta y nos abrió su novia, la misma con la que había hablado yo el martes.
- Buenas noches - dijo - yo soy Elizabeth, su novia, agente Tryson, encantada de volverla a ver, lo mismo digo agente Clart.
- Muy amable - dijo Clart.
- ¿Nos permitiría entrar para hablar con ustedes? - pregunté.
- Oh sí, por supuesto, James aún no ha llegado, pero estará a punto - dijo.
- ¿Siempre vuelve tan tarde? - pregunté.
- No, ha empezado a trabajar de turno de tarde en una cafetería a unos 15 minutos de aquí - respondió.
- Ah, comprendo - dijo Clart.
- Bueno, ¿y a qué se debe su visita nocturna? - preguntó Elizabeth.
- Verá, creemos que las extremidades que se encontraron pueden pertenecer a personas que ustedes conozcan - dije mientras justamente James entraba por la puerta.
- Hola agentes, ¿han vuelto? - preguntó James.
- Sí cariño, pero acaban de llegar, así que llegas justo a tiempo, siéntate aquí - dijo Elizabeth.
- Como iba diciendo... - dije - tenemos motivos para pensar que el/la psicópata que les envió el paquete, habría preseleccionado esta dirección, por lo que puede que conozcan o al psicópata, o a las personas que han sufrido las agresiones - dije.
- ¿Y cómo vamos a saber si les conocemos o no? - preguntó James.
- Bueno, de momento sólo hemos podido localizar a la persona de quien era la pierna, se llama Izi Kuitsja - dije - ¿les suena de algo? 
- No, nada - respondió Elizabeth antes de que le interrumpiese James.
- En realidad, en la cafetería donde he empezado a trabajar, ha desaparecido la chica que llevaba las mesas de terraza, por eso me han llamado para comenzar a trabajar ahí. Y la cuestión es que podría afirmar que era ese mismo nombre - dijo.
- ¿Podría darnos la dirección de la cafetería? - preguntó Clart.
- Claro - respondió James mientras la apuntaba en un papel.
- ¿Y sigue abierta? - pregunté.
- Sí, aún queda otro turno más, así que una hora y media o así más estará abierta - respondió.
- Muchísimas gracias - dije - espero que pasen una feliz noche y sentimos las molestias.
- Hasta luego agentes - respondieron Elizabeth y James.
- Buenas noches - dijo Clart mientras salíamos de la casa.

Sólo tardamos 15 minutos en llegar a la cafetería, tal vez un poco más porque había algo de atasco. Al llegar hablamos con el dueño del local, que se alegró mucho al saber que Izi estaba viva, pero su cara se convirtió en un cuadro de horror al escuchar porque la investigábamos.
- ¿Sin una pierna? - preguntaba.
- Sí - respondí - tal y como le he dicho.
- No puedo creerlo - respondió.
- ¿Izi tenía problemas de algún tipo con alguien? - pregunté.
- No, simplemente se dedicaba a su trabajo, que era servir mesas, cumplía con ello - respondió.
- Muy bien - dije - ¿usted conocía ya a James Wales? - pregunté.
- ¿Quién?
- El nuevo empleado, el que sustituye a Izi - dije.
- Ah, no, llegó su curriculum hace tiempo y necesitábamos a alguien urgentemente - respondió.
- Ah vale - dije - gracias, que tenga una buena noche - dije mientras salíamos de la cafetería.

- Clart, comprueba quien es el dueño de este local, nombre, dirección, antecedentes, etc. Todo lo que haya - dije.
- Claro, volvamos a comisaría, a ver si Dobson ha conseguido el número de seguimiento - me respondió.
- Eso espero, necesito cerrar este caso para poder "disfrutar" del primer día en Londres con mi mejor amiga - dije.

- Dobson - dije mientras entraba en comisaría - dime que tienes algo.
- Pues la verdad es que sí Tryson - respondió.
- Menos mal - dijo Clart.
- Resulta que el paquete se envió desde una oficina que está al sureste de la ciudad, el hombre que figura como quien lo envió se llama Julian, no tenemos apellidos, ni dirección - dijo Dobson antes de que Clart le interrumpiese.
- Eh Tryson, esto no te va a gustar nada pero... El hombre que dirige la cafetería donde trabaja James se llama Julian, pero eso no es lo mejor, se llama Julian Wales, es el padre de James Wales - dijo Clart.
- De vuelta a casa de James, YA - dije.

Aporreamos la puerta de casa de James y Elizabeth hasta que abrieron medio dormidos. Nos preguntaron que ocurría otra vez y les saturamos a preguntas sobre el tal "Julian Wales". Resulta que James no sabía de su padre desde hacía años, cuando era pequeño su padre abandonó a la familia y no sabían de él desde entonces.
Esa misma madrugada detuvimos a Julian Wales en la cafetería, más tarde, durante el interrogatorio, le hicimos creer que teníamos más pruebas del caso de las que realmente teníamos, mientras que, gracias a una orden judicial, el resto de agente revisaban su apartamento.
Clart se unió a revisar el apartamento y me llamó para contarme que habían encontrado un cadáver de un hombre en el sótano del apartamento. Sin un brazo, con lo que pudimos relacionarle oficialmente con el caso. No dudé ni un momento sobre la locura que ese hombre debía de tener mentalmente, abandonó a su familia y luego aquello. Decidí no hablar personalmente con él, no suelo compartir momentos con psicópatas que van cortando extremidades a personas porque se aburren, por lo que envié a Dobson a la sala. Donde Julian Wales, confesó el crimen, pero aún no entendía cual era "el mal" que el había causado, con lo que confirmé la locura que el hombre tenía.
Supongo que para James Wales, su hijo, debió de ser duro, aunque estaba acostumbrado a las decepciones de su padre y no quiso decir nada al respecto.
Aquella noche llegué a casa a las 5 de la mañana, me metí a la cama en cuanto llegué para poder dormir al menos 4 horas y media y llegar a recoger a Isis al aeropuerto.

Sonó el despertador, 9:45 am. No podía llegar tarde a recoger a Isis.
- Por fin - dije.
Me vestí y cogí una barrita de estas de chocolate bajas en calorías para irme tomando mientras conducía camino aeropuerto.

Al llegar al aeropuerto consulté unas diez mil veces las pantallas con los números de vuelo, el destino, la hora, y la puerta por la que los pasajeros saldrían después de aterrizar. (Necesitaba estar segura y llegar a tiempo o Isis me mataría).
Y tan a tiempo que el vuelo se había retrasado hora y media y estuve muerta de asco esperando en la puerta de salida. Bueno, en realidad me dormí hasta que me despertó una azafata, así que en realidad tampoco fue tan malo ni tan aburrido. 
Comenzó a salir gente llena de maletas, supongo que la mitad vacías que volverían llenas después de las compras que realizarían en la ciudad. 
Cada vez quedaba menos gente y parecía que Isis sería de las últimas en salir, pero ya estaba acostumbrada a esperarla para ir a todos lados. Después de llevar allí 2 horas, 2 minutos más o 2 menos no me parecían nada.
Serían las 12:07 cuando la vi salir por la puerta con esa cara de "joder que madrugón me he tenido que pegar esta mañana" y una mezcla de "y ahora esta pesada". Pero yo, con todo mi cariño y todo mi amor la di un abrazo enorme, que obviamente ella respondió con otro más enorme mientras me estrujaba.
- Isis, me ahogas - dije.
- Ay, perdona. ¡Es que me hacía mucha ilusión verte! - dijo.
- A mí también - respondí esbozando una sonrisa - ¿qué tal fue el vuelo?
- Bueno, cansado, como siempre. Ya sabes que detesto madrugar y además no hay quien duerma en el avión con ese ruido, ya sabes - dijo.
- Y tanto que lo se - respondí.
La ayudé a subir las maletas al maletero de mi coche y nos dirigimos hacia casa.
- El piso está al ladito de la parada de metro Notting Hill Gate - dije - ¿recuerdas cuál es?
- Sí - dijo - aunque aún no me oriento muy bien.
- Normal, llevabas años sin pisar esta ciudad - dije.
- ¿Y qué tal el trabajo? - me preguntó Isis   - ¿algo horroroso que investigar hoy?
- El trabajo como siempre, cansado pero es lo que me gusta. En realidad no tengo nada que hacer hoy, resolví el último caso en mitad de la madrugada así que si no hay problemas o complicaciones debería tener el día libre - dije.
- ¿EN SERIO? - preguntó entusiasmada.
- Sí - dije.
- ¿PODEMOS IR DE COMPRAS ESTA TARDE? POR FA, POR FA, POR FA - me suplicaba.
- Después de instalarte haremos lo que quieras - la dije - de verdad, te lo prometo.

MADRE DEL AMOR HERMOSO LO QUE PESABAN AQUELLAS MALETAS.
Para subirlas al maletero no había costado tanto, pero subirlas por la escalera de caracol de dentro de casa fue literalmente, para suicidarse. 
Finalmente conseguimos distribuir cada maleta en cada cuarto según lo que fuésemos a instalar.
Ropa por aquí, utensilios por allá, CDs y DVDs al salón...
- Ay Min, ¡el piso es increíblemente bonito! - dijo.
- Lo se, aún no me creo que vivamos aquí - la dije - ah por cierto, antes de que empieces a desmantelar esa maleta llena de ropa extravagante de esa tuya, tengo una sorpresa para ti.
- ¿Una sorpresa? - preguntó.
- Sí - la dije - acompáñame.
Atravesamos el pasillo de la segunda planta y ahí estaba, una habitación enorme, vacía, sin amueblar.
- ¿Y esto? - preguntó.
- Bueno, siempre has dicho que has querido un vestidor enorme, así que reservé esta habitación con ese propósito y no la decoré para que tú tuvieses ese poder de elección - dije.
- MIN TE ADORO, DE VERDAD - me respondió súper feliz mientras me abrazaba.
- ¿Te ayudo a acabar de instalarte? - pregunté.
- Sí - dijo muy muy pero que muy feliz.
- En cuanto acabemos salimos hacia Camden si quieres - dije.
- Que bien me conoces Min - respondió esbozando una ENORME sonrisa.






















sábado, 1 de marzo de 2014

CAPÍTULO 4. "La más mínima confianza puede ser tu asesina"

Respecto al caso del secuestro, mejor ni os cuento como se puso mi superior conmigo. Que si era una falta de respeto lo que había hecho, que si eso no se toleraba en la comisaría y menos yo que era la jefa del departamento... Etc. etc. etc.
Y como podréis comprobar, a mí me entró por un oído, y me salió por el otro. Es decir, que me dio exactamente igual. Al fin y al cabo yo cumplía mi trabajo, y cuando no había pruebas para continuar con un caso, se cerraba. ¿De dónde quería que sacase pruebas? ¿De la manga? Eso sí, si se encontraba una nueva pista, el caso se reabriría, pero para él lo hecho, hecho estaba.
En aquel momento pensé que podrían haberme despedido, (no tenían motivos) pero la forma en la que me gritaba mi superior... Por un momento me produjo pensar en ello y bajé mi tono de voz, intentando comprender su punto de vista. El que por cierto, sigo sin entender, pero que más da.

Pasaron los días y Londres estaba tranquilo, no había crímenes, (al menos no que yo tuviese que investigar) por lo tanto no había trabajo, algo bueno, supongo. Pero sin trabajo no hay sueldo, suerte que tenía un sueldo fijo y no dependía de cada crimen, si no, no habría llegado a fin de mes, ni siquiera a fin de semana.
Durante esos días "libres" aproveché para realizar la mudanza al nuevo piso, que primero parecía una cosa organizada, tal que así:


Luego empecé a empaquetar las cosas, y que si las cosas de cocinar, que si los cuadros, que si los pósters que eran sagrados para mí, que si las docenas de libros que tenía en la estantería para mi poco tiempo libre, que si los CDs, los DVDs, la televisión, el ordenador... Y doscientas mil cosas más... Al final quedó este desastre antes de salir por la puerta de casa:


Parecía que me mudaba de ciudad, o de país, pero no, me movía simplemente al otro lado de la ciudad. A esto tenéis que sumarle que empaqueté todo completamente sola, bueno no, miento, Clart y Dobson me ayudaron con un par de cosas... La televisión, algún que otro mueble que había comprado yo... Lo que pesaba, básicamente, los "cachas" eran ellos, yo... Yo de músculo, más bien poquito.

La casa nueva, bueno, piso nuevo, era una gozada, mucho espacio para mí sola, incluso sería mucho espacio para Isis y para mí. Agradecí haberme hecho cargo de encontrar piso nuevo en cuanto me senté a admirar las vistas. Desde la terraza se veía Londres entero, ya podía vernos a Isis y a mí haciendo fotos con la réflex como locas sólo para mandárselas a conocidos y darles envidia.
Había una habitación que sobraba, para lo que deduje que Isis tendría en mente alguna idea de esas suyas, así que ni la toqué. (LA HABITACIÓN, DIGO, NO PENSÉIS MAL.)
Así que después de dos días enteros de mudanza aquí mudanza allá, ¡ZAS! el maldito teléfono con la musiquita de la comisaría empezó a sonar. La canción que sonaba era una de Guns N'Roses para que no me disgustase tanto la idea de tener que responder al teléfono, pero creo que al final le cogí mucha tirria a la canción.
- Tryson - dije.
- ¿Cómo va la mudanza? -  preguntó Clart.
- Terminada ya, creo... - dije sonriendo viendo el desastre que aún había en aquel enorme salón.
- ¿Algo nuevo? - pregunté.
- Sí, un cadáver - dijo.
- No me digas, creía que me llamabas desde el teléfono de la comisaría para quedar a comer - dije irónicamente.
- Siempre tan bromista - respondió - este caso te va a gustar, ve al London Eye, los técnicos y Claire ya andan por ahí.
- ¿EL LONDON EYE? AY... - dije muy feliz.
Desde pequeña el London Eye me había vuelto loca, podía tirarme horas subida en aquella noria y haciendo miles de fotos... Una vez se me acabó la tarjeta de memoria de la cámara y mi madre casi me mata.
- Hasta ahora - dijo Clart riéndose.

Menudo atasco que me pilló ese día, eran las 11 o así de la mañana, y aún no se porque no cogía el transporte público, pero es que no me manejaba mucho con el metro, o "underground" por si alguno que lea esto puede presumir de ser "bilingüe".
Al llegar eso más que el escenario de un crimen parecía la Puerta del Sol de Madrid, gente por todos lados intentando cotillear sobre lo que había ocurrido, incluso la prensa. La prensa siempre intentaba andar de por medio en casos como este porque había sucedido en un lugar conocido e importante, lo que les daba más audiencia.
- ¡INSPECTORA TRYSON! ¡INSPECTORA TRYSON! - gritaban los periodistas - ¿PUEDE CONTARNOS QUÉ HA OCURRIDO?
- Paso, por favor - dije seriamente - no he llegado ni a ver el cadáver.
Nunca les había dicho mi nombre, pero eran los mismos periodistas siempre, así que supongo que acabaron escuchándolo y se lo fueron diciendo unos a otros.
- ¿Claire? - pregunté entre la multitud.
- Sí, sí, estoy aquí - decía Claire incorporándose en las puntas de sus pies para poder verme.
- ¿Qué ha ocurrido?
- Un señor iba paseando por aquí al lado cuando se percató de que había algo que caía de uno de los vagones de la noria, cuando se acercó pudo ver que era el cuerpo de una persona. Y la noria no estaba en marcha, así que llamó a la policía - me respondió - es ese que está hablando con Clart.
- Bien, ahora iré a hablar con ellos. Acerca del cadáver, ¿qué tenemos? - pregunté.
- Tenemos signos de estrangulamiento en el cuello y heridas en los nudillos en el cuerpo de un hombre moreno, alto y de unos 32 años, lo que puede llevarnos a una pelea - dijo.
- Vale, llévatelo al laboratorio a ver que más puedes averiguar de él.
- Por supuesto - respondió con una gran sonrisa.
Me dirigí a la zona de la derecha donde estaba Clart y el señor que había llamado a la policía para avisar del cadáver, se llamaba Christian Zayn y tendría ya unos 65 años. Le pregunté sobre lo ocurrido y me contó exactamente lo mismo que me había dicho Claire.
- Paseaba por aquí como hago todas las mañanas, porque a la gente mayor como yo, nos viene bien andar y despejarnos un poco, cuando me paré a admirar el London Eye. Me gusta observarlo porque mi nieto siempre me da la tabarra con subirse y al final siempre me convence - dijo - pero cuando me quedé mirando al vagón 6 de la noria, vi como algo caía de él, pensé que era ropa o algo así, pero me acerqué a verlo mejor y pude ver la silueta de un hombre, por lo que llamé a la policía.
- Muchas gracias señor Christian - dije - que tenga un buen día y espero que pueda continuar con su paseo.
- Denada agentes, y sí, eso espero, gracias - dijo mientras se escabullía entre la multitud.

- Aquí no tenemos más que hacer - le dije a Clart.
- Cierto, lo que hay de pruebas las tiene el cadáver que va en la camioneta dirección a comisaría y lo demás es cosa de los técnicos - dijo.
- Pues de vuelta - dije suspirando.

El tiempo en comisaría se hacía un poco largo, ya que todo lo que pudiésemos averiguar estaba en el cuerpo de aquel hombre, por lo que dependíamos de Claire.
Dobson se encargó de identificar a nuestra víctima, que se llamaba Richard Mellyson, había estudiado teatro y trabajaba en una pequeña agencia de actores en el centro.

- Mientras que Claire no me diga nada interesante, deberíamos ir a esa agencia donde trabajaba a ver si averiguamos algo - dije.
- En marcha - dijo Clart.

La agencia de actores donde Richard trabajaba era muy pequeña, pero muy bien decorada y muy acogedora. Estuvimos hablando con sus compañeros de trabajo y con el jefe de dirección. Casi nadie conocía a Richard de otra forma que no fuese por razones laborales.

Volvimos a comisaría con la esperanza de tener algo por parte de Claire, que nos dijo lo mismo que sabíamos ya...
- Lo único raro, por así decirlo, es que tenía un anillo de pedida en el bolsillo - me dijo Claire.
- Tiene que haber una novia entonces - dije.
- Sí - dijo Dobson entrando por la puerta - se llama Taylor Belmet.
- ¿Taylor Belmet? Vamos a buscarla - dije.

Dobson buscó su dirección y en menos de 10 minutos estábamos allí.
- ¿Taylor Belmet? - pregunté cuando abrieron la puerta.
- Sí, soy yo - respondió.
- Somos de la policía y estamos investigando un asesinato, querríamos hacerle unas preguntas - dije.
- ¿De la policía? Claro... Pasen - dijo.
- Mire Taylor, ¿usted mantenía una relación sentimental con Richard Mellyson? - pregunté.
- Sí, es mi novio desde hace años... - respondió - ¿por qué?
- Lo hemos encontrado muerto esta mañana en el London Eye, lo siento mucho - dije.
Taylor comenzó a llorar histéricamente y decidimos esperar a que se le pasase la noticia unos momentos. Cuando sus sollozos pararon un poco, le pregunté:
- ¿Está preparada ya?
- Sí - respondió entre sollozos.
- Bueno - dije - ¿su novio tenía algún enemigo o algún problema en general?
- No que yo supiese - respondió todavía con lágrimas en los ojos.
- Verá Taylor, su novio llevaba esto - dije mientras sacaba de mi bolso la cajita pequeña que me había dado Claire.
Taylor la abrió, y al comprobar que era un anillo de pedida estalló a llorar todavía más, mucho más.
- Taylor - dije - era un regalo para ti, creí que te gustaría tenerlo.
- Sí - dijo empapada de lágrimas.
- Clart - dije en bajo dirigiéndome hacia él - creo que lo último que necesita esta mujer en estos instantes es nuestra presencia, deberíamos irnos.
- Taylor - dijo Clart mientras se iba.
- Toma - le dije a Taylor - aquí tienes mi tarjeta por si necesitas algo o se te ocurre alguna cosa que pueda ayudarnos, te mantendré al tanto del caso, lo prometo.
Y nos retiramos.

De vuelta en comisaría todo eran problemas, no había pistas, ni testigos, ni huellas, ni nada de nada. Temía a no poder cerrar este caso como con el del secuestro, pero me negué a ello y me puse manos a la obra.
- No hay tiro, por lo que no hay balas - dije pensando en voz alta.
- Bravo - me dijo Claire sorprendiéndome por detrás - no hay balas, pero le estrangularon, para que alguien estrangulase a ese hombre, tenía que ser grande de envergadura, y fuerte, MUY fuerte - recalcó.
- Intentó defenderse ¿verdad? - pregunté.
- Sí, tal y como te dije al encontrar el cuerpo, tiene marcas en sus nudillos por haber luchado. Supongo que intentó resistirse pero le ganaron la batalla - me dijo.
- Su novia estaba destrozada, él iba a pedirla matrimonio... Estas situaciones me ponen muy triste a veces - dije.
- ¿Tryson triste? - dijo Claire sorpendida - eso es nuevo.
- Supongo - dije esbozando una sonrisa.
En ese momento sonó el teléfono de mi mesa de la comisaría. Miré a Claire y sorprendida cogí el teléfono.
- Agente Tryson - dije.
- Hola inspectora - dijo una voz femenina.
- Soy Taylor Belmet... Me gustaría hablar con usted - dijo aún en tono lloroso.
- Claro, Taylor, voy hacia tu casa, no te molestes en venir - dije. Y colgué.
- A ver si hay suerte y lo que tiene que contarme ayuda - le dije a Claire.
- Mucha suerte - me dijo sonriendo mientras volvía a su salita de cadáveres.
Conduje hasta casa de Taylor sin comunicárselo a Clart ni a Dobson, temía que Taylor se pusiese nerviosa con su presencia. Al llegar llamé a la puerta y Taylor cabizbaja me invitó a entrar.
- Verá agente Tryson... - me dijo.
- Por favor Taylor - dije - no me trates de usted. Y sólo tenemos que hablar si estás preparada para esto, será muy duro para ti.
- Supongo - dijo.
En ese momento supe que esa mujer sólo estaba comenzando un largo proceso de depresión y desesperación interna, ya que empezó una fase en la que ignorar era el primer paso.
- Yo tenía que estar ahí - dijo sacándome de mi nube de pensamientos.
- ¿Cómo dices? - pregunté.
- Habíamos quedado a las 9 de la noche allí, en el London Eye - me dijo.
- ¿Y por qué no estuviste ahí? - pregunté.
- Salí tarde de trabajar y no me dio tiempo a llegar. Le escribí un mensaje diciéndole que mejor quedábamos otro día, pero no me respondió. Pensé que se había enfadado y que por eso no me respondía... Hasta esta mañana cuando llegaron ustedes - dijo mientras volvían a caer lágrimas de sus ojos.
- Está bien, basta... - dije mientras la cogía de las manos - para ya, es suficiente...
- Gracias - dijo levantando la cabeza hacia mí y mirándome intensamente - gracias por preocuparte...
- Gracias por tu tiempo - dije - si necesitas algo, llámame, me encargaré de saber quien ha hecho esto - prometí.

Serían las 7 de la tarde cuando Claire, Dobson, Clart y yo volvimos a reunirnos donde el café para intentar sacar algo más del caso.
- La novia no es - dijo Clart.
- Obvio - respondí.
- ¿Qué hay de una ex novia? - dijo Dobson.
- ¿Ex novia? - pregunté.
- Sí - dijo Claire - ¿no puede haber una ex novia de él, o ex novio de ella que estuviese celoso de la relación?
- Lo dudo - respondí - llevaban demasiado tiempo juntos.
- Pero a lo mejor alguien se enteró de la proposición que iba a hacerle Richard a Taylor y quiso oponerse - dijo Clart.
- Localicemos a los padres de Richard y hablemos con ellos - dije.
- ¿Y a los de Taylor no? - preguntó Claire.
- Taylor ya les debe de haber llamado, he estado un rato con ella antes y creo que debe de haber anunciado la noticia ya - dije algo seria.
- Vale - dijo Dobson mientras se retiraba para localizar a los padres de Richard.
- Voy a ayudarle - dijo Clart sabiendo que Claire y yo necesitábamos hablar.
- ¿Te ocurre algo? - me preguntó Claire.
- El caso me ha deprimido un poco - confesé.
- ¿No hay nada más? - me dijo.
- Supongo - respondí confusa.
- Tryson... - dijo.
- A veces lo pienso y echo de menos todo aquello - respondí.
- ¿El qué? - dijo.
- Ser feliz Claire. Añoro tanto tener a alguien que me quiera y me lo diga todos los días como ocurría en su momento... - afirmé.
- Estoy segura de que algún día lo superarás - dijo abrazándome antes de que mis lágrimas comenzasen a caer - eh, ¿por qué lloras?
- Ha pasado demasiado tiempo y no he sido capaz de pasar página - dije entre sollozos - ¿por qué es tan difícil? Han pasado años y sigo recordando todo como si fuese ayer - repliqué.
- Es normal Tryson... Las cosas fueron demasiado para ti, lo entiendo - dijo.
- Déjalo - respondí - no importa - dije mientras me retiraba con la cabeza mirando hacia el suelo.

Serían las 8:30 pm cuando aparecí de nuevo por comisaría.
- ¿Dónde estabas? - me preguntó Dobson - Claire dijo que te fuiste a las 7:15 y no te volvió a ver.
- Tenía asuntos pendientes - respondí a Dobson evitando cualquier tipo de contacto visual.
- Está bien - dijo Dobson mientras me buscaba con la mirada - he localizado a los padres de Richard y ya tienen que estar al llegar.
- Bien - dije.
Los padres de Richard Mellyson aparecieron por comisaría destrozados por la noticia unos 5 minutos después. Les estuve preguntando sobre alguna ex novia con la que Richard pudiese haber tenido algún problema, pero ellos no tenían ni idea de nada de eso.
- ¿Sabían ustedes lo de la proposición de matrimonio? - pregunté.
- ¿Qué proposición? - dijo el padre de Richard.
- Su hijo, iba a proponerle matrimonio a Taylor - dije - encontramos el anillo de pedida en su bolsillo y se lo entregué a Taylor personalmente.
- No sabíamos nada - dijo la madre de Richard seriamente.
- Está bien - repliqué - les mantendremos al corriente acerca de la investigación, gracias por su tiempo.
Salí de la sala en la que estábamos y cogí del brazo a Clart mientras le susurraba al oído:
- Los padres ocultan algo, asigna un agente que les siga de incógnito, quiero saber en que están metidos.
- Perfecto - respondió Clart dirigiéndose hacia el despacho de al lado para hablar con el agente.

Yo, sin embargo, decidí volver a casa de Taylor por dos motivos, uno era comprobar si estaba mejor que esa mañana, y otra intentar averiguar algo más.
Esa vez estuve desde las 9:30 pm hasta las 11:00 pm o así en casa de Taylor. Era una chica majísima, resulta que ella de pequeña soñaba con ser policía, así que estuve escuchándola un rato y riéndonos otro largo. Pensé que tal vez así podría sentirse mejor.
La pregunté sobre los padres de Richard y me dijo que ella y sus padres nunca se habían llevado bien.
Lo que, por supuesto, no me sorprendió absolutamente nada.
- ¿Y por qué no os llevabais bien? - pregunté.
- Bueno, su padre siempre ha sido muy amable conmigo. Pero a su madre no le caí bien desde el primer momento - dijo - ella prefería a la anterior novia que Richard había tenido, Rose Clot, se llamaba. Decía que no sabía porque lo habían dejado si siempre habían sido muy felices... etc. - dijo mientras volvía a empezar a llorar.
- Taylor - dije - tranquila, ¿vale?
- Sí... - respondió.
- ¿Qué sabes de esa Rose? - pregunté.
- No mucho, que es muy feliz viviendo en Australia con su marido y su hija - dijo.
- ¿Sabes si Richard y ella mantenían el contacto? - pregunté.
- Se llevaban bien, quedaron como amigos después de la ruptura, pero no hablaban diariamente que yo supiese - dijo.
- Muchas gracias Taylor... Pero debo irme, es tarde y tengo que encontrar al culpable de todo esto. Llámame si lo necesitas - dije mientras salía por la puerta.

El agente que había asignado Clart para la operación de "perseguir" los movimientos de los padres de Richard era un gran policía, lo que me alegró bastante porque sabía que estaba en buenas manos el caso.
Mientras tanto, Dobson y yo estuvimos mirando los últimos movimientos de Rose Clot, pero no había salido de Australia y parecía tener una vida normal y tranquila.
- ¿Qué hay de la madre? - pregunté.
- Bueno, todo es normal, no hay gastos excesivos en las tarjetas de crédito, ni llamadas raras... - dijo mientras comprobaba lo que ponía en la pantalla del ordenador - excepto esto - dijo mientras señalaba un número.
- ¿4 llamadas al mismo número desde oculto? - pregunté - averigua de quien es el móvil al que llamaba.
Y tras teclear durante 3 segundos dijo:
- Es de Dan Belmet - dijo.
- Espera, espera, ¿el número al que llamaba Christina, la madre de Richard, era de Dan, el padre de Taylor?- dije sin creerme ni mis propias palabras.
- Eso mismo - respondió.
- Localizad al padre de Taylor, es decir, a Dan, le quiero aquí, YA - dije.

Sobre las 12 pm apareció por la puerta Dan Belmet, el padre de Taylor.
- Buenas noches señor Belmet - dije - siento haber tenido que sacarle de su casa tan tarde, pero como sabrá por parte de su hija, estamos investigando el asesinato de Richard Mellyson.
- Sí - dijo.
- Mire, aquí le entrego el listado telefónico de la madre de Richard Mellyson, Christina. En la tercera hoja Christina realizó 4 llamadas desde número oculto a su número de móvil. ¿Podría usted aclararme eso? - dije en un tono alarmante.
- Era ella... - dijo.
- Perdone, ¿cómo dice? - pregunté.
- Yo estaba trabajando en mi oficina, cuando de repente sonó el teléfono móvil, lo cogí, aunque era número oculto, y lo único que se oía era una voz de mujer diciendo: " Cuando la unión no es correcta lo mejor es el fin de quien dirige la unión" - dijo.
- ¿Y le llamaron 4 veces diciendo eso? - pregunté.
- Exacto.
- ¿Y por qué no acudió a la policía? - pregunté.
- Fueron solo 4 llamadas y pensé que era una simple broma. Cuando Taylor me llamó para contarme lo de Richard ni si quiera lo relacioné con ello - respondió.
- ¿Usted sabía que Richard iba a pedir matrimonio a su hija? - pregunté.
- No lo sabía, pero estaba seguro de que en algún momento ocurriría, estaban muy unidos y eran muy felices - dijo mientras se apagaba su voz.
- Muchas gracias señor Belmet, vamos a continuar investigando el caso y mantendremos al corriente a su hija y a su familia - respondí.
- Muchas gracias.

- VAMOS A VER CHRISTINA, ME ESTÁ EMPEZANDO A HARTAR, TENGO UN TESTIGO QUE HA OÍDO POR TELÉFONO LOS SIGUIENTE: "  Cuando la unión no es correcta lo mejor es el fin de quien dirige la unión" . JUSTAMENTE 2 DÍAS ANTES DEL ASESINATO DE SU HIJO, RICHARD MELLYSON, QUE IBA A PEDIRLE MATRIMONIO A TAYLOR BELMET, A LA CUAL USTED ODIABA. Y ANDA, RESULTA QUE QUIEN HIZO ESA LLAMADA DESDE NÚMERO OCULTO ES USTED - dije gritando en la sala de interrogatorios mientras señalaba el papel con el listado telefónico - ¿NO PIENSA ABRIR LA BOCA, NO?
- No pienso decir nada - dijo.
- MUY BIEN - grité mientras cerraba de un portazo la puerta.

- Clart yo con esa mujer no puedo más, ¿podríais tú y Dobson intentar contactar con la compañía de teléfono móvil que tiene contratada Christina a ver si tienen la grabación de esa conversación? - pregunté.
- Claro Tryson, pero no te alteres más - dijo dándome golpecitos en el hombro y sonriéndome.
Clart era un chico, bueno, hombre, muy pero que MUY atractivo. Sólo tenía 4 años más que yo, y siempre había tonteado conmigo... Pero a esas alturas yo no me sentía aún con fuerzas de tener otra relación, no había superado la anterior, y además, según las normas, está prohibido mantener una relación sentimental con los compañeros de trabajo, así que, simplemente lo dejaba estar.

Eran las 3 de la mañana y seguíamos teniendo a Christina en la sala de interrogatorios que replicaba una y otra vez:
- ¡SE CUÁLES SON MIS DERECHOS! ¡SI NO TIENEN PRUEBAS CON LAS QUE DETENERME PUEDO IRME! - decía.
Pero en ese momento Dobson saltó del asiento gritando:
- ¡TENGO LA GRABACIÓN! ¡Y DICE EXACTAMENTE LO QUE DAN DECÍA!
Entré en la sala, reproduje la grabación a Christina y dijo:
- Quiero un abogado.
- Muy bien Christina, perderás el juicio - dije.
Salí de la sala cuando llegaba su abogado.
- No tengo más preguntas que hacerle a su cliente, nos veremos en el juicio - le dije.

- Buenas noches a todos, hemos dejado el caso en manos del tribunal en el juicio, porque ha pedido un abogado - dije - esperemos ganarlo.
Y me fui a dormir.

No me había dado tiempo a mirar el móvil en todo el día, así que cuando estaba a punto de meterme en la cama, abrí la carpeta de mensajes de texto, y como no, había uno de Isis:

Tengo una buena noticia Min... ¡La semana que viene nos vemos!
He encontrado un vuelo muy barato y ya tengo prácticamente 
todo empaquetado. Espero que estés tan ansiosa y tan nerviosa
como yo... Te quiero.
PD: llego el jueves a las 10:30 am al aeropuerto, por si tienes un hueco
y puedes ir a recogerme.

Y yo la respondí:

Creo que estoy yo más nerviosa que tú... El piso es enorme, y tengo una sorpresa
para ti. Espero poder estar allí para recogerte si no tengo trabajo,
y si lo tengo mandaré a algún agente de la comisaría guapo a 
recogerte para que se te alegre la vista.
PD: te quiero.





jueves, 20 de febrero de 2014

CAPÍTULO 3. "Donde los ojos no ven, no encuentran"

¿PERO QUÉ HORA ES?
Esas fueron mis primeras palabras nada más abrir los ojos. Llevaba durmiendo un día prácticamente, porque cuando me incorporé a ver que hora era, el reloj marcaba las 05:20 de la mañana, lo que quería decir que llevaba 23 horas durmiendo.
- ¡MADRE MÍA! - grité al ver el despertador.
Nunca dormía tanto, pero había sido una semana muy larga así que el agotamiento había ganado la batalla esa vez. Miré el teléfono por si acaso alguien me había echado de menos a lo largo del día, pero sólo había un mensaje de Isis, y como aún estaba yo medio dormida y viendo borroso, pasé un poco de leerlo.
Me metí de nuevo en la cama, me cubrí hasta arriba con la manta porque hacía bastante frío y me volví a sumergir en sueños.
Ese día pude levantarme a las 9 de la mañana tranquilamente, fui a la cocina y me hice un café "fortissimo" para ver si hacía efecto y volvía de los sueños al planeta Tierra. Puse la televisión y estuve viendo un canal de informativos que está durante todo el día, lo que vendría siendo el 24 horas de España. Me tumbé en el sofá y volví a cerrar los ojos con la esperanza de volverme a quedar dormida, pero había dormido más de 24 horas así que no hubo suerte.
En ese momento recordé el mensaje de Isis mañanero que no había leído por vaguería, por lo que cogí mi móvil y lo leí:
El piso es muy pero que muy bonito, ¿has ido a hablar con el/la dueñ@ ya?
Cuando hayas hablado y tengamos todo planeado podré pensar en
fechas para irme para allá y así buscar trabajo para poder
asentarme correctamente. Te quiero Min, un beso. ^^

Joder Isis, ahora que lo pienso era un poquito pesada, pero sólo un poquito ¿eh? Bueno, después de haber leído el mensaje no me apetecía mucho responder, pero caí en que ya llevaba un día sin responderla, lo que quería decir que ella estaría histérica, por lo que llamé al número de contacto que ponía sobre el piso.

- Buenos días, soy Minerva Tryson, le llamaba porque estoy interesada en alquilar el piso que pone en su página web.
(Me respondió una mujer con una voz muy hermosa)
- ¡Buenos días! - me respondió entusiasmada, supongo que por lo del piso. - Me alegra mucho oír que está usted interesada en el piso, ¿querría venir a inspeccionarlo usted y hablar de dinero y todo?
- Por supuesto - respondí - ¿le vendría bien que me pasara por allí en unos... 40 minutos?
- Perfecto, sin problema, hasta ahora señora Minerva.

- ¿SEÑORA? ¿ME HA LLAMADO SEÑORA?- pregunté en alto una vez que había colgado el teléfono.

El piso estaba muy cerca de la parada de metro de Notting Hill Gate, pero aún así, cogí el coche por si acaso me llamaban del trabajo.
Llegué muy puntual para mi gusto, pero lo agradecí bastante.
- Buenos días, soy Minerva Tryson - le dije a la mujer que había esperando en la puerta.
- ¡Oh! Sí, sí, he hablado con usted por teléfono - respondió con una sonrisa enorme - bien, ¿quiere entrar al ver el piso?
- Por supuesto - respondí devolviéndole la sonrisa.
El piso era todavía más grande de lo que ya parecía en las fotos, y a cada metro cuadrado que recorría, más me gustaba.
- ¿Qué tal le parece? - me preguntó la señora mientras cerraba la puerta y nos dirigíamos hacia la calle.
- Es precioso - le dije - continuo muy interesada en él.
- Agradezco oír eso - dijo con su anterior y enorme sonrisa - sólo falta hablar sobre los precios y las condiciones... ¿Qué le parece si vamos a tomar un café al bar que hay ahí enfrente y hablamos sobre ello? - me preguntó.
- Por supuesto, mientras no me llamen del trabajo no tengo ningún problema - respondí.

Pues... MILAGROSAMENTE, (y remarco el milagrosamente porque lo creía imposible) no me llamaron del trabajo en toda la mañana, llevaban prácticamente 1 día y medio sin llamarme, lo que quería decir que no había trabajo. Aunque me resultó un poco raro, normalmente estamos desbordados de trabajo, pero lo dejé pasar.
Estuvimos 1 hora o así hablando en el bar sobre las condiciones, la señora decía que no podíamos traer animales al piso, y me enfadé por ello, ya que estaba segura que una vez instaladas allí, Isis querría un gato, o dos, para hacernos compañía. Tras 15 minutos despotricando, la señora aceptó, pero me advirtió que ante cualquier destrozo por el animal, yo sería la responsable de pagar los daños, a lo cual aceptó. 
Hablamos sobre los precios, que ante el tamaño del piso y el lugar en el que estaba situado, eran caros, pero razonables. Hice números y me di cuenta de que el piso podría pagarlo incluso estando yo sola, no es que ganase un dineral, pero gastaba muy poco, así que acepté el contrato de alquiler y llamé a Isis para contárselo.
- ¡Isis! - dije.
- ¡Desaparecida! Digo... ¡Min! - respondió.
- Muy graciosa, llamaba para contarte algo pero ahora tú y tus bromitas os vais a quedar con una abrumadora intriga - dije.
- ¡NO NO NO! ¡CUÉNTAME! ¡NO MIN POR FAVOR! ¡ANDA ANDA ANDA! - gritaba al otro lado del teléfono.
Tenía muchas ganas de hacerla esperar, pero se puso tan pesada que confesé.
- He firmado todo lo del piso, ya es nuestro - dije.
- ¿EN SERIO? ¡QUÉ ILUUUUUUUU! - respondía como una niña pequeña.
- Sí - respondí - ya puedes ir pensando en venirte a hacerme compañía.
- ¡Claro! - dijo - miraré vuelos y todo lo que me tengo que llevar... ¡Te llamaré pronto Min!
- Adiós.

Pero la fiesta se acabó cuando al ir al guardarme el móvil en el bolsillo, empezó a sonar la cancioncita que tenía de tono de llamada para cuando llaman de la comisaría.
- Tryson - dije.
- Buenos días Tryson - dijo Dobson - tenemos una reunión en 10 minutos en la oficina.
- De acuerdo - dije - ahí estaré.
¿Una reunión? Me preguntaba. ¿Para qué narices teníamos una reunión?
Una vez en comisaría (y de buen humor, aunque aún no se el motivo) saludé a todo el que allí estaba trabajando con la mano, a lo que me respondieron con un "buenos días", una sonrisa, o un simple gesto.
Entré en el despacho grande de la comisaría, donde de repente, me encontré con mi superior.
- Señor - dije - ¿qué hace usted aquí?
- Bueno - respondió - siéntate, te estábamos esperando - dijo mientras desviaba su mirada hacia Dobson y Clart.
Por un momento me asusté, "ahora es cuando me despiden" pensé, pero no, no había hecho nada para merecerme aquello, así que relajé mi compostura y dirigí mi cabeza hacia mi superior para escuchar de que tenía que hablarme.
- Es sobre un nuevo caso - dijo Clart.
- Sí - respondió mi superior - se trata de un caso en el que están involucrados mis mejores amigos y me gustaría que nos centrásemos en ello.
- Entiendo - respondí - pero tiene que ser un caso grave porque hay prioridad en otros.
- Tan legal como siempre - respondió mi superior - se trata de un secuestro.
- ¿Secuestro? - pregunté - creía que yo sólo trabajaba en homicidios.
- Exacto - respondió Dobson - pero creemos que así podemos abrirnos a nuevas áreas.
Dudé por un momento pero al final asentí.
- De acuerdo - dije - ¿por dónde empezamos?
Mi superior me devolvió la sonrisa, pero antes dijo:
- Ah, por favor, que no se entere la prensa, a mis amigos no les gustaría que esto saliese a la luz.
- Sin problema - respondimos Clart, Dobson y yo a la vez.
Nos pasamos prácticamente hasta el anochecer revisando el caso, y hablamos personalmente con la familia. Era la hija pequeña la que había desaparecido. Por lo visto era una adolescente normal, de unos 15 años, integrada socialmente y sin problemas. Había desaparecido de noche, ya que su madre, al ir a despertarla para que fuese al instituto no la encontró en la cama, creyó que ya se había despertado, pero encontró sangre en la cama y en la ventana, lo que automáticamente la llevó a llamar a la policía.
- Necesitamos ir a la habitación de su hija Katy para comprobar si hay alguna prueba en el escenario del "crimen" - dije mientras miraba a la madre de Katy.
- De acuerdo - respondió.
- ¿Por qué cree que es un secuestro y no un... intento de asesinato? - preguntó Dobson preocupado de confundirse con sus propias palabras.
- Mi marido es un empresario muy rico, pero ha arrebatado muchos puestos de trabajo y hundido muchos negocios, lo que le ha provocado muchos enemigos... Creo que lo que pueden querer sea simplemente conseguir nuestro dinero - respondió la madre de Katy.
- Les conectaremos sus dispositivos móviles a nuestro sistema de rastreo de llamadas por si los secuestradores se ponen en contacto con ustedes - dijo Dobson.
- Muchas gracias por todo, de verdad - dijo la madre de Katy.

Fui la única del grupo que fue a investigar si había pruebas en la habitación de Katy, junto a los técnicos, que no dio muchas respuestas porque lo único que encontré fue una ventana abierta. Pero cuando iba a darme por vencida y volver a comisaría sin una sola prueba, encontré gotas de sangre en un rincón de la cama.
Por un momento pensé que tenía algo de bueno el caso, luego caí en que si la sangre era de Katy, tendría que contarle a mi superior que la hija de sus mejores amigos podía estar en peligro, y herida, y no me hizo ninguna gracia.
Cogí algunas muestras de esa sangre y volví a comisaría.

- Bien - dije rectificando - quiero decir... mal. He encontrado sangre en un rincón de la habitación, Clart, llama a la madre de Katy y que nos diga el grupo sanguíneo al que pertenece su hija, así compararemos a ver si coincide.
- Vale - dijo Clart.
- ¿Alguna llamada o mensaje nuevo que tenga que ver con el caso a los padres de Katy? - pregunté a Dobson.
- Nada de momento - respondió.
- EH EH EH UN MOMENTO - dije prácticamente gritando - ¿dónde está el padre de Katy?
- Se supone que de viaje de negocios - respondió Dobson.
- ¿Y no ha llamado ni una sola vez a su mujer? Comprueba por favor el registro de llamadas a ver cuando fue la última vez que hablaron el señor y la señora Swan, quiero decir, los padres de Katy - dije.
Dobson se fue unos segundos y volvió diciendo:
- Hablaron ayer por la tarde, supongo que la madre de Katy le llamó para contarle la desaparición de su hija - dijo.
- ¿Y no ha vuelto a llamar? ¿Ni un mensaje, ni un "qué tal estás"? ¿Nada? - pregunté.
- Nada de nada - respondió Dobson negando la cabeza.
- ¿Tenemos el número del teléfono móvil del padre de Katy? - pregunté.
- Sí, voy a rastrearlo para averiguar su posición - me dijo.
Intentamos localizar al padre de Katy, pero el GPS de su móvil estaba desconectado. Teníamos a tres cuartos de la comisaría pendiente por si el GPS se activaba en algún momento, pero era ya de madrugada y los turnos de trabajo cambiaban. Excepto para nosotros, claro, a nosotros nos podían llamar a cualquier hora para venir a trabajar. Ya podíamos estar en China, de fiesta, durmiendo, o en la ducha, porque teníamos que ir pasase lo que pasase.
El sueño acechaba ya en mi cabeza porque se me cerraban los ojos, y estaba a puntito de quedarme dormida encima de mi mesa del ordenador, cuando de repente un técnico de la sala de localización gritó:
- ¡SE ENCENDIÓ! ¡SE ENCENDIÓ!
- ¿EL QUÉ SE HA ENCENDIDO? - dije gritando para que me oyese desde el otro lado de la oficina.
- ¡EL GPS, EL GPS! - dijo gritando otra vez.
Me levanté de un bote del asiento y salí disparada hacia su mesa.
- Francia - dijo - concretamente París, en la calle...
Pero en ese momento el GPS se volvió a desconectar.
- Francia, París - dije - me basta... Clart, deja de dormir, o de hacer que duermes y llama en este instante a la madre de Katy, a ver donde decía su marido que iba a estar esta semana durante viaje de negocios.
- Pero Tryson, son las 4 de la mañana, ¿vamos a interrumpirle el sueño a esa señora? - dijo medio sollozando.
- Si no interrumpo su sueño, su hija podría estar muriéndose en algún rincón de este planeta y nunca averiguaríamos donde, ni como, ni quien - respondí seriamente.
- De acuerdo - dijo.
Menuda mierda TAAAAAAN GRANDE. Coincidía, el padre de Katy estaba de viaje de negocios allí, en París, Francia, además, comprobé sus datos y había asistido a diferentes reuniones allí la noche que desapareció y todo estaba correcto. Una vez más, no tenía nada. Así que sin pegar ojo, me puse a investigar los enemigos de los que me había hablado la madre de Katy, que tenía su marido.
Y menudos enemigos, se había cargado nosecuantas mil empresas, había despedido a nosecuantos mil millones de empleados y por si no fuera poco, había destruido la empresa de... SU PROPIO HERMANO. Pero dios mío, es que era una maldita locura, ¿cómo iba a cargarse alguien la empresa de su propio hermano? Pero mis ojos se cerraron y nadie me despertó con nuevas noticias sobresaltantes así que "buenas" noches que tuve.

- ISIS, ¿POR QUÉ ME LLAMAS AHORA? - grité.
- Son las 7:30 de la mañana, la gente suele estar trabajando a esas horas - me respondió.
- Claro - dije suspirando - y eso hago, pero llevo trabajando desde anoche y estaba dándome un respiro durmiendo un par de horas...
- Ay... lo siento - me dijo.
- Nada da igual - dije cambiando de humor - ¿qué querías?
- He pensado en hacer la mudanza a final de mes... Sobre el 27 o 28 de octubre - dijo.
- Buena idea, yo voy a empezar a instalarme en el nuevo piso a finales de esta semana - dije.
- Ah, genial, bueno, te llamaré cuando esté todo asegurado - me dijo.
- Vale, hasta luego Isis.
- Hasta luego.

Entró mi superior por la puerta.
- HAN PASADO 3 DÍAS Y SEGUIMOS SIN SABER NADA, ¿ME PODÉIS EXPLICAR POR QUÉ? - dijo mi superior muy enfadado.
No teníamos respuestas, ni preguntas, nada. Habíamos interrogado a todos y cada uno de los "enemigos" que el padre de Katy tenía, y nada. No había respuestas. Ni llamadas que hubiesen realizado a la familia, comenzamos a desesperarnos.
- Se acabó - dije - no hay pruebas, ni respuestas, NADA. No podemos investigar nada más. Lo siento superior, yo no puedo más con este caso.
- Perdone Tryson, ¿qué ha dicho? - me dijo mi superior.
- Se cierra el caso por falta de pruebas - dije.
Clart y Dobson me miraron boquiabiertos por como estaba dirigiéndome a mi superior, pero esto a veces sucedía, había veces que no se podían resolver los casos.
CASO CERRADO.

sábado, 8 de febrero de 2014

CAPÍTULO 2. "Pasado Vengativo"

Menuda gloria, creo que era el primero de muchos días que podía dormir hasta las 12 de la mañana.
Pero como siempre, los sueños, sueños son, y por eso, interrumpiendo el mío, sonó el teléfono.
La verdad es que el ver que la llamada era de Iris y no del trabajo mejoró mi mal despertar.
- Dime Isis - dije entre grandes bostezos.
- Se te ve cansada.
- Es lo que tiene acostarse tarde. ¿Qué querías?
- No me mandaste las fotos- dijo molesta.
- Perdona - suspiré entreabriendo los ojos - estaba agotada. Te las mandaré en cuanto me levante y encienda el ordenador.
- Perfecto.
- Hasta luego Isis.
- Adiós.
Os preguntaréis por qué Isis y yo no hablábamos por Whatsapp o Facebook. Ambas le cogimos bastante asco a ese tipo de redes sociales, aunque no recuerdo el motivo de ello.
Desde aquel entonces, las facturas de teléfono eran números interminables gracias a las tarifas internacionales contratadas a través de nuestras diferentes operadoras.

El móvil comenzó a sonar.
- JODER, NO PUEDE SER - dije pensando en voz alta.
En ese instante cambié mi estado de ánimo e intenté ser amable.
-  Tryson. ¿Dígame?
- Buenos días Tryson - dijo Clart también entre bostezos - me acaba de llamar Claire contándome un rollo inmenso de cosas extrañas de las que sólo he entendido "cadáver" y "Camden Town". Por lo que deduzco que el cadáver estará allí.
- Ah, genial - dije irónicamente.
- ¿Te paso a recoger en 10 minutos y vamos directamente?
- Sí, perfecto Clart, muchas gracias.
Colgué.

Ducharse, vestirse, arreglarse y desayunar en 10 minutos ya era demasiado de por sí, imaginad cuando me acordé de las fotos que había quedado en enviar a Isis sobre el apartamento...
- No me dará tiempo - pensé.
Decidí enviarla un SMS, no podría soportarla otra vez al teléfono.
                                       
                 Tengo trabajo, te mandaré las fotos en cuanto tenga tiempo. Ya se que últimamente mis promesas fallan, pero te lo vuelvo a prometer.
Un beso ^^

- Buenos días Clart - dije aún medio dormida a medida que entraba en aquel 4x4 enorme.
- Buenos días Tryson. No se nada del cadáver aparte de lo que te he dicho por teléfono. Así que vamos allá.
Clart se tiró todo el viaje hablando prácticamente solo, supongo que para intentar hacer la situación más cómoda, cosa que no ocurrió.
A medida que recorríamos los barrios de Londres con dirección a Camden Town, recordaba mi adolescencia cuando soñaba con vivir justo donde vivo y tener el trabajo que tengo.
Camden había sido uno de mis rincones favoritos del mundo desde que conocí el lugar a los 10 años. A medida que nos acercábamos más al lugar del crimen íbamos mirando las tiendas... Me sabía el nombre de todas, las había visto y recorrido enteras unas cien mil veces junto a Isis. En ese momento me acordé de ella, y me prometí a mí misma que haría el papeleo de lo del piso lo antes posible para tenerla conmigo cuanto antes.
Clart me sacó de mi nube de pensamientos cuando me preguntó si antes de ver el cadáver quería entrar a comprarme un café en aquella tienda pequeñita de la esquina. A lo que, sin duda, respondí que sí.

Me llevó un par de minutos acabarme el café cuando de repente apareció Claire diciéndome que ya era hora de ir echando una vista a la víctima.
- Tendría entre 16 y 18 años - me dijo.
- ¿Has determinado ya la causa y la hora de la muerte? - pregunté.
- Esta chica llevaba muerta más de 48 horas, sobre la causa... Bueno, a simple vista tiene 3 disparos en el pecho, pero hasta que no me lleve el cuerpo al laboratorio no podré verificar nada.
- Cierto. Ah, ¿por qué tiene la cara tapada con una manta de esas tuyas? - pregunté.
- Bueno, te digo yo que ni para ti ni para mí sería agradable ver su desfigurado rostro, así que hemos decidido tapar la cara de momento - me respondió.
Tarde o temprano acabaría viendo la cara de esa víctima, así que asintiendo, no le di importancia al tema.

Las primeras pistas de este caso decidimos seguirlas desde comisaría, ya que prácticamente todo era averiguar datos sobre la víctima para lo primero, poder identificarle.
Si llevaba más de 48 horas muerta, alguien tenía que haberse dado cuenta de su ausencia en los últimos dos días, así que Dobson se encargó de sacar los datos sobre personas desaparecidas en los últimos días en Londres. Lo que resultaron ser unas 160 personas, que reduciendo al área a donde habíamos encontrado al cuerpo, nos dio 3 personas. Las 3 de rasgos femeninos. Dos de ellas eran de latinoamérica, y la tercera era del mismo Londres.
Aunque, tal y como había dicho Claire el rostro estaba desfigurado y era mejor no apreciarlo, pude comprobar que la víctima era de pelo negro azabache, lo que nos descartaba a la londinense y a una de las chicas latinoamericanas, dejándonos así a una chica morena de ojos marrones oscuros, cuyo nombre era Mandy Styes.
- ¿Y si comprobamos la foto de Mandy Styes con el cadáver? - pregunté.
- Claire ha dicho que el rostro está completamente desfigurado, sería imposible descifrar si es ella realmente o no - respondió Clart.
- Entonces llamaremos a su familia, le entregaremos la ropa que llevaba nuestra víctima y si la reconocen confirmaremos que es Mandy Styes - respondí.
- Claire te llama desde abajo Tryson - me dijo Dobson.
- Vale, gracias, ya bajo.
No había tiempo de ir al gimnasio con tanto trabajo pero estoy segura que de tanto subir y bajar pisos hacía el mismo ejercicio que si hubiese estado apuntada a uno.
- ¿Qué tienes para mí Claire?
- Tengo una víctima, mujer, de entre 16 y 18 años como te dije, de pelo negro, con 3 disparos en el pecho y el rostro completamente quemado - me respondió.
- Creemos ya saber quien es la víctima, Clart está hablando con su familia para que vengan a ver si pueden reconocer la ropa que llevaba. ¿Has dicho quemado? - dije.
-  Sí, y no quemado del sol o de algún producto, si no de haber tenido la cara incendiada.
-  Definitivamente el asesino no quería que identificásemos a la víctima... - respondí.

Volvimos al escenario del crimen donde encontramos los cartuchos de las balas.
- Un momento - dije - este tipo de cartuchos estuvieron en servicio hasta 1985 en Estados Unidos, donde en esa fecha se sustituyeron por los 9 x 19. Estos cartuchos están diseñados para la pistola M1911... Clart, llama a Dobson, dile que mire en el registro cuantas personas de la capital o de los alrededores tienen acceso a armas de colección de la Primera o Segunda Guerra Mundial.
- Vale - me respondió.

Fui yo quien habló con la familia de la víctima, que nos confirmó que el jersey azul oscuro y los pantalones negros de cuero eran de Mandy Styes. No parecían demasiado sorprendidos de lo que le había sucedido a Mandy, así que decidí intentar averiguar un poco.
- No parecen ustedes muy sorprendidos de la noticia - dije.
- Bueno - me respondió la madre - Mandy no se llevaba muy bien con nosotros y se pasaba la mayoría del tiempo fuera de casa. Prácticamente no la veíamos en ningún momento.
- ¿Mandy iba al instituto? - pregunté.
- No, dejó los estudios hace meses - me respondió el padre.
- ¿Y sabrían ustedes decirme dónde o con quién estaba su hija cuándo no estaba en casa? - pregunté.
- Sí, la mayoría del tiempo se iba con sus amigos... Joseph Breitol, John Kingston, Cassandra Plent... -  me respondió la madre como si tuviese una lista de personas en su cabeza.
Dobson había apuntado todos los nombres, así que nos despedimos de la familia y comenzamos a investigar sobre estos amigos. Todos eran mayores de edad y habían estado detenidos alguna vez.
- Menudo expediente tiene el tal John Kingston - dijo Clart a medida que me acercaba a comprobar lo que decía.
- Posesión de drogas, estafa, robo, intento de asesinato, agresión... - fui leyendo en la pantalla. - Muy bien, vamos a hablar con ese tal John Kingston, ¿tenemos su dirección?
Y Dobson señalando un papelito con la mano asintió.
John Kingston vivía en Chalk Farm, que casualmente era la parada anterior a Camden Town.
- John Kingston, policía, ¡abra la puerta! - gritó Clart llamando a su domicilio.
La puerta se abrió.
- ¿Sí? - dijo el tal John.
- Buenas tardes, somos de la policía, estamos investigando el crimen de Mandy Styes - dije - ¿podríamos hacerle unas preguntas?
John Kingston nos dejó entrar en su casa, y muy amablemente nos respondió a todas nuestras preguntas.
- ¿Mandy ha muerto? No me lo puedo creer - decía.
- John, espero que seas consciente de que dado tu expediente podrías convertirte en el primer sospechoso de este crimen - dijo Clart.
- ¿Yo? ¿Yo por qué? Las cosas que hice forman parte del pasado, se que no he podido recuperar la vida que tenía antes. Pero he madurado respecto a todo eso, ahora estoy planteándome volver a estudiar para poder tener un trabajo decente como el resto del mundo - respondió.
- ¿Dónde estuviste hace 2 días? - pregunté.
- Hace 2 días estaba en Liverpool, en casa de mis tíos, mi primo se ha roto la clavícula y fui a hacerle una visita para ver como estaba - respondió John.
- ¿Hay alguien que pueda verificar eso? - pregunté.
- Claro, mi familia, pero pueden ver mis recibos, los billetes de avión, las comidas, todo está ahí - dijo señalando su cartera.
- Muchas gracias - dijo Clart - de momento no intente salir del país.
Y nos fuimos.

- No es nuestro hombre - dije.
- ¿Cómo sabes eso? -  me respondió Clart.
- Sus palabras eran seguras, y los billetes de avión no eran falsos, de todas maneras llama a Dobson y dile que llame a esos tíos que tiene en Liverpool para comprobar su versión - dije.
- Está bien.

- Su coartada se confirma - dijo Dobson mientras entrábamos por la puerta de comisaría.
- Tal y como yo decía - dije mirando a Clart de reojo.
- Muy bien, ¿y ahora qué? - preguntó Clart.
- Bueno, - continuó Dobson - he estado investigando sobre los otros dos amigos de Mandy que nos dijo su madre... Em, Joseph Breitol y Cassandra Plent.
- ¿Y bien? - dije.
- Resulta, que, esto os va a resultar muy curioso, mirad, venid - dijo yendo hacia su mesa para que viésemos lo que ponía en el ordenador - resulta que ambos, Joseph y Cassandra, se fueron hace 2 días de viaje a Suiza, tienen que estar al llegar en el aeropuerto.
- Al aeropuerto que vamos - dije saliendo de la comisaría otra vez.

El aeropuerto estaba lleno de gente, y de paparazzi, y la prensa, y TODO EL MALDITO MUNDO. No tengo ni idea de quien llegaba o salía de Londres pero debía de ser alguien importante. Como no venía preocuparse de esa tontería, pasé del tema y nos dirigimos al mostrador de llegadas para comprobar si el avión en el que viajaban había aterrizado. Dobson nos había dicho el número de vuelo, LC-59729.
- Aquí está - dijo Clart.
- Las maletas están saliendo ya, hay que darse prisa. Puerta T, 14, vamos.
Estuvimos esperando un rato comprobando las fotos que habíamos sacado del registro de Joseph y Cassandra con todos los que salían por aquella puerta hasta que salieron.
- ¿Joseph Breitol y Cassandra Plent? - pregunté.
- Sí, ¿quiénes son ustedes? - respondió Joseph.
- Somos de la policía, investigamos el crimen de Mandy Styes, por favor, si nos acompañan a comisaría querríamos hacerles unas preguntas - dijo Clart amablemente.
- Por supuesto - respondió Cassandra.
Una vez en comisaría las cosas se nos empezaron a ir de las manos, Joseph y Cassandra se tomaron nuestras preguntas como si les estuviésemos acusando directamente del asesinato de Mandy, lo que provocó una oleada de gritos en la sala de interrogatorios por parte de todo el mundo.
- Nosotros no tenemos nada que ver - decía Joseph.
- ¡No sabíamos nada de la muerte de Mandy hasta que nos lo han dicho ustedes! - replicaba Cassandra enfadada y molesta.
Cansada de ver al otro lado de la pared lo que sucedía dentro de la sala de interrogatorios, entré yo misma y le hice a Clart una seña para que él saliese.
- Joseph, Cassandra - dije mirándoles a los ojos mientras me sentaba en frente suyo - en ningún momento os hemos acusado de asesinato, simplemente tiene que ser una gran coincidencia que salieseis del país el mismo día en que Mandy aparece muerta al lado de la parada de metro de Camden Town, ¿no?
- ¿Camden Town? - preguntó Cassandra - Mandy nunca iba por Camden Town más que cuando salía conmigo una vez al mes de compras - dijo.
- Según tengo entendido, John Kingston vive muy cerca de allí, ¿creéis que podría haber quedado con él a tomar algo por allí? - pregunté.
- No - respondió Joseph - esos dos no quedarían juntos solos en la vida.
- ¿Por qué dices eso? - pregunté.
- Simplemente nosotros dos somos los que hemos unido al grupo desde siempre - respondió Cassandra - nunca quedarían por su voluntad.
- Entiendo - dije - pero sigo sin poder descartaros como sospechosos si no me explicáis por qué salisteis del país, el mismo día que Mandy muere, y además juntos.
- Ayer hizo 1 año que empezamos a salir juntos, quería darle una sorpresa y me la llevé de viaje - respondió Joseph inmediatamente.
- Comprobaré eso, pero de momento, os digo lo mismo que a vuestro amigo John, ni se os ocurra salir del país, y mucho menos de la ciudad - respondí en tono amenazador mientras me iba.
Al salir de la sala, Clart y Dobson estaban parados mirándome.
- ¿Y bien? - preguntaron los dos al unísono.
- Según los dos que están ahí dentro se fueron a Suiza a celebrar su primer año juntos, necesitamos comprobar eso, vamos a llamar a John Kingston, si Cassandra y Joseph estaban juntos él tendría que saberlo - respondí.

- Se confirma - dijo Dobson - según John llevaban saliendo un año.
- No tenemos nada - dije mirando desesperadamente todos los papeles que había sobre la mesa - se nos pasa algo, lo tenemos aquí delante y no lo estamos viendo. Necesito que llaméis a la familia de Mandy otra vez para que venga, seguro que podemos sacar algo de ahí.
- Claro - respondió Clart.
El cielo ya era un gran paraíso negro con su luna como gobernante, así que para desconectar llamé a Isis.
- Hola Isis.
- ¡Ey Min! No he sabido de ti en todo el día, ¿qué tal has llevado el día? - me preguntó.
- Bastante agotador, tengo un caso nuevo en el que todos los que creíamos que estaban involucrados tienen una coartada perfecta - respondí.
- Eso debe de ser, y con todo el perdón de la respuesta, una gran putada - dijo.
- Ni que lo digas, me estoy desesperando - respondí.
- ¿Qué hay de mis fotos? Ahora mismo podrías estar mandándomelas en vez de llamándome - me dijo.
- Sí, podría - respondí - pero para eso tendría que regresar a casa para encender el ordenador y mandarlas, y para cuando estuviese encendiéndolo, llamarían de comisaría a decir que tendrían una pista nueva sobre el caso, y tendría que volver a apagarlo y volverme para aquí.
- Menuda historieta te acabas de montar - me dijo Isis - yo me voy a la cama tal que ya que estoy agotada.
- ¿Tú agotada? - pregunté sorprendida.
- Te recuerdo que estoy pensando en escribir un libro y tengo que plasmar todas mis ideas en tinta y papel, eso lleva tiempo y es cansado -  respondió.
- Cierto. Descansa Isis.
- Gracias, ¡Y ACUÉRDATE DE MIS FOTOS!

Se me estaban empezando a cerrar los ojos cuando Dobson me avisó de que la familia de Mandy estaba de vuelta.
- Siento muchísimo haberles vuelto a traer aquí - dije - pero tenemos unos espacios en blanco en la vida de Mandy que necesitamos rellenar... Por ejemplo, ¿por qué Mandy dejó los estudios tan pronto? ¿No quería estudiar una carrera e ir a la universidad?
- A Mandy la expulsaron del instituto - respondió el padre - se volvió muy rebelde hace como un año y comenzó a tener problemas con el resto de las chicas de su clase. Al principio estaba dispuesta a empezar de cero en otro instituto para poder llegar a cursar una carrera en la universidad, pero ese propósito duró apenas dos días, luego decidió abandonar la idea.
- ¿Qué clase de problemas tenía con el resto de las chicas? - pregunté.
- No lo se - respondió - hablen con el director de ese instituto, se llama William Trisk, en el instituto Holloway Secondary School, aunque seguro que ustedes ya lo saben.
- Sí, gracias. Que tengan una buena noche, me pondré en contacto con él si surgen novedades.

Cuando la familia de Mandy se fue, fui a hablar con Dobson, le dije que buscase la dirección de William Trisk.
- No iremos a ir a casa de ese en medio de la noche, ¿no? - preguntó Clart.
- No pienso ir dejando los casos para los amaneceres, a veces hay que actuar de noche y tenemos un asesino por ahí suelto que ha matado a alguien con una pistola de la Primera Guerra Mundial - respondí mientras cogía a Clart por el brazo para salir de comisaría.

- Buenas noches señor William Trisk, sentimos despertarle, somos de la policía, estamos investigando el crimen de Mandy Styes y querríamos hacerle unas preguntas - dije.
Nos pasamos en casa de William Trisk unos 20 minutos. Nos contó que Mandy de un momento a otro había cambiado su carácter radicalmente. Estábamos de acuerdo en que la culpa de eso en parte la tenían los padres de ella porque la hacían muy poco caso.
- Según el padre de Mandy, la expulsaron porque tuvo problemas con alguna chica de su clase, ¿podría explicarme de que va todo eso? - le pregunté.
- Claro. Había una chica en su clase llamada Trista Miut, era la típica chica estudiosa de la clase, no tenía muchos amigos y no solía tener problemas. Pero Mandy empezó a cambiar su forma de ser y cada vez intentaba hacerle la vida más imposible a Trista en el instituto - respondió.
- ¿A qué se refiere con eso? - preguntó Clart.
- Bueno, comenzó a quitarle cosas, a burlarse de ella, a encerrarle en los baños... Una alumna tuvo el valor de venir a contármelo y como sabrán, ante esos sucesos hay que tomar decisiones - dijo.
- Por supuesto - respondí - muchas gracias por su tiempo y perdone las horas de visita nocturnas.

Llamamos a Dobson en cuanto entramos en el coche, le mandamos buscar hasta el último dato que pudiésemos descargar de Trista Miut para continuar investigando.
Estuvimos de vuelta en comisaría en menos de 10 minutos, pero la rapidez de Dobson nos superaba y tenía todo lo que necesitábamos saber.
- A ver - dijo Dobson - Trista Miut está actualmente en su primer año de universidad estudiando una ingeniería aunque debería estar en el último año de instituto, pero tenía unas notas muy altas, así que la subieron de curso. Su padre, Marlon Miut, es un coleccionista. Y atentos con lo que colecciona, armas de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
- Ya está - dije - ha sido ella. Mandy le había hecho la vida imposible en el instituto, encontró la oportunidad de vengarse de ella demasiado cerca, así que cogió un arma de su padre y la mató. Vamos a casa de esa Trista Miut, si utilizó un arma de su padre tiene que haber huellas, y le tendrán que faltar las 3 balas que estaban en el cuerpo de Mandy.

- ¿Señor Marlon Miut?
-  Sí, soy yo - respondió.
- Somos de la policía, estamos investigando un crimen y necesitamos hacerle unas preguntas - dije.
- Por supuesto.
Entramos en la casa y mantuvimos Clart y yo una larga conversación con el señor Marlon. Nos confirmó que era coleccionista y que tenía una pistola M1911, pero que no era consciente de que se hubiese sacado de la vitrina, la cual estaba cerrada con llave. Al ir a comprobarlo, se encontró con la vitrina forzada, nos miró horrorizado, pero Clart le tranquilizó. Cogí el arma con un pañuelo para evitar contagiar las pruebas y la llevé al laboratorio. Mientras, Clart se quedó hablando con el señor Marlon, que también le confirmó la desaparición de 3 balas de esa pistola.
- Claire - dije - dime que la pistola tiene huellas y podemos verificar que fue esa chica quien ha matado a mi víctima.
- Tiene huellas - me respondió - pero no tengo con qué compararlas, necesitamos una muestra de ADN de esa chica y podré daros un resultado.
Cogí el móvil para llamar a Clart, que aún seguía en casa de la familia Miut.
- Clart, la pistola tiene huellas, pero necesito una muestra de ADN de Trista para poder comparar y ver si son suyas - dije.
- Vale, no hay problema - respondió.
A los 15 minutos Clart entró por la puerta con el cepillo de pelo de Trista para poder comprobar si era ella. 10 minutos después Claire apareció con los resultados.
- No es ella - dijo.
- ¿Cómo qué no es ella? - repliqué.
- No, pero hay un 70% de compatibilidad, lo que quiere decir que es familiar de Trista - dijo.
- ¿El padre? - pregunté mirando a Clart.
- Ni de coña  - respondió - estaba hundido pensando que su hija podría haber hecho algo así.
- La madre - dije - no sabemos nada de ella.
Clart y yo volvimos a casa de los Miut, todos dormían excepto Marlon, que sin ningún problema le dio a Clart el cepillo de dientes y éste volvió a comisaría a volver a comparar ADN otra vez mientras yo me quedaba con Marlon.
Se empezaron a oír ruidos en las habitaciones de arriba, lo que quería decir que había alguien despierto, en ese momento la mujer de Marlon, la señora Michelle, bajó por las escaleras.
- ¿Qué ocurre? - preguntó Michelle.
Comenzó a sonar mi móvil.
- ¿Dígame? - dije.
- Coincide - dijo Claire - es la madre de Trista.
Colgué.
-Señora Michelle Mells, queda detenida por el asesinato de Mandy Styes - dije mientras le ponía las esposas.
- Esa niña le hizo la vida imposible a mi hijita, llegaba llorando todos los días a casa, se lo merecía - decía Michelle.
Vi como Trista bajaba las escaleras y se reunía con su padre, éste le explicaba lo ocurrido, pero yo conduje a Michelle fuera de la casa y la metí en el coche.

- Buenas noches a todos - dije a los que aún quedaban de madrugada en la comisaría - buen trabajo a todos.

Me estaba metiendo en la cama a la hora en la que el sol salía, era deprimente, pero a la vez, me sentía orgullosa de mí misma cada vez que me metía en la cama sabiendo que había un loco menos por ahí sueltoo en el mundo.
- Las fotos - dije en alto.
Encendí el ordenador y busqué en mis imágenes. Luego abrí el internet, me metí en mi correo y le envié a Isis lo siguiente:

De: Minerva Tryson
Para: Isis Gallagher
Asunto: Piso guay para nosotras

Lo prometido es deuda, así que aquí te dejo las fotos del piso, espero que te guste. Te llamo cuando haya dormido lo suficiente que estoy metiéndome ahora mismo en la cama y son las 06:15 de la mañana, no me despiertes por favor. Un beso ^^